En internet, existe una enconada disputa sobre qué ciudad tiene más museos: Paris, Moscú, Pekín, Londres, México DF, Roma…
No es nuestra intención formar parte de tal debate; establecer un ranquin de la ciudad más “artística” sobrepasa nuestros objetivos. Y, de todas formas, sería imposible para nosotros ser objetivos. Creemos que podemos estar de acuerdo en que, aunque el número exacto es difícil de especificar –el concepto de museo está sujeto a interpretaciones-, la ciudad de Nueva York está llena de museos.
Con cientos de galerías de arte, museos y otras instituciones artísticas (algunas de las cuales don las más importantes del mundo), visitantes y vecinos encontrarán suficiente cultura para los más voraces apetitos artísticos.
Pero, ¿cómo una ciudad tan joven (Nueva York no se convirtió en una urbe importante hasta el siglo XIX) ha sido capaz de competir con las capitales de los viejos imperios? No hay una respuesta simple para ello, sino más bien una combinación de factores que creemos han contribuido a la concentración de colecciones de arte en Nueva York:
· En primer lugar, el propio tamaño de la ciudad. Con una población que excede los 9 millones, tal concentración de personas crea por fuerza una serie de oportunidades y necesidades que alientan el desarrollo de instituciones culturales. La biblioteca pública de Nueva York, el Museo de la Ciudad de Nueva York y el Museo de los Bomberos de Nueva York son buenos ejemplos de esto.
· Después de Londres, Nueva York es la ciudad del mundo con más millonarios. Ya sea para presumir de estatus y poder económico o por un sincero espíritu filantrópico, el mecenazgo privado y los museos están estrechamente entrelazados. Instituciones como la colección Frick o la biblioteca Morgan fueron fundadas por benefactores adinerados.
· La ciudad de Nueva York recibió más de 65 millones de visitantes en 2018 (el último dato pre-pandemia). A pesar de que la mayoría de los museos no tienen ánimo de lucro, necesitan visitantes para sufragar sus gastos; grandes instituciones como el Museo Metropolitano o el Museo Americano de Historia Natural no serían sostenibles en una ciudad sin turistas.
· Nueva York se ha convertido en el hogar de personas venidas desde todos los rincones del mundo. A través de Castle Garden, la oficina Barge o la Isla de Ellis, millones de inmigrantes empezaron una nueva vida en los últimos siglos; su historia es interpretada por instituciones como el museo Tenement o el Museo Nacional de la Inmigración de la Isla de Ellis. El impacto de sus culturas, en museos como la Hispanic Society, el Jewish Museum o el Museo de Arte Rubin.
· Además de Manhattan, Nueva York está compuesta por otros cuatro barrios, cada uno con su propia identidad. La idiosincrasia de cada uno y la necesidad de sus habitantes de organizaciones culturales resultó en la creación de museos tan importantes como el Museo Brooklyn, el Museo del Bronx, el Museo de Statend Island y el Museo de Queens.
· Esta ciudad no se comprende sin sus artistas. Ha sido refugio de pintores, intelectuales, escritores y músicos. Nueva York ha sido también el origen de algunos de los movimientos artísticos más importante del pasado siglo, como el expresionismo abstracto, el hip hop o el arte pop. Cientos de galerías de arte, empresas discográficas, casas editoriales y teatros han enriquecido un substrato de libertad creativa en pos de la belleza que resultaron en la creación de múltiples museos. Organizaciones como el club Salmagundi o el Museo del Barrio fueron creados por artistas neoyorkinos.
· Nueva York es también un gran centro de formación. Universidades como la Universidad de Nueva York, Columbia, la Universidad de la Ciudad de Nueva York, la Universidad del Estado de Nueva York, Fordham, Then New School o Rockefeller han educado a muchos neoyorkinos y transformado el panorama cultural. También han fundado colecciones de acceso público como el New Museum o el Museo del Instituto de Moda.
Todos estos factores no pueden tomarse en consideración de manera independiente. Las complejas relaciones entre artistas, coleccionistas, inmigrantes, académicos, mecenas, turistas y ciudadanos han creado una serie de sinergias que han dado al mundo una ciudad extraordinaria con un ambiente único donde los museos son parte esencial de su paisaje.